Nueva victoria del Real Madrid en la Euroliga, esta vez en el Pireo frente a Olympiacos (86-82). No fue el mejor partido de los blancos, lejos de su mejor nivel, pero una buena actuación de Laprovittola -15 puntos y 27 de valoración- y un mandarinazo de Sergio Llull, les dio el triunfo en la prórroga. El cojunto madridista firma su segunda victoria en la prórroga en Grecia en la presente semana, la cuarta seguida en Euroliga, que les permite alcanzar la tercera plaza, quedándose a dos victorias del liderato.
Los dos equipos partían con la necesidad de ganar en la jornada 15. Los griegos empezaban el choque a un partido de entrar entre los ocho primeros de la clasificación, mientras que los blancos lo hacían buscando acercarse a Barcelona y CSKA y romper la igualada que mantenían con otros cuatro conjuntos.
El encuentro comenzó con una solida defensa de ambos equipos, lo que obligaba a los lanzamientos desde el perímetro. Por dentro era imposible, al menos para los blancos que terminaron el cuarto acertando únicamente dos de sus nueve intentos. Tampoco estuvieron muy finos desde la línea de tres, donde su desacierto coincidía con el del Olympiacos. Los fallos se reflejaron claramente en el marcador, que fue excesivamente corto tras finalizar los primeros 10 minutos de partido: 12-12.
En el segundo cuarto, el conjunto blanco comenzó a sufrir. Los madridistas eran incapaces de encontrar su juego y seguían lejos de encestar de tres. El equipo del Pireo se marchó entonces de ocho, provocando la reacción de los de Laso. Tras un tiempo muerto del técnico madridista, en los minutos previos al descanso, los madridistas recortaron distancias, con Laprovittola vestido de líder. Consiguieron darle la vuelta, yéndose 30-31 al término del segundo cuarto, uno arriba.
El partido estaba más que igualado. La defensa les estaba funcionando a ambos y nada hacía indicar que el guion del partido fuese a cambiar. Sin embargo, los blancos activaron el modo avión y se marcharon de siete en el marcador. Parecía que los madridistas se acercaban a la victoria, pero Olympiacos, con Hassan Martin a la cabeza, consiguió no sólo recortar distancias, sino conseguir que los griegos se marchasen en el marcador.
El estadounidense apareció para poner en jaque a los madridistas. Con 11 puntos, se convertía en máximo realizador de los griegos hasta el momento, pertiendo devolver el +8 al marcador. Pero el ritmo del partido estaba roto. Ambos equipos conseguían darle la vuelta con facilidad y, de nuevo el Madrid reaccionó.
Cambios de papeles constantes
Si algo tiene el equipo de Laso es la capacidad de no rendirse hasta el final y darle la vuelta a las situaciones adversas. Y lo volvieron a hacer. Los blancos recuperaron en el tercer cuarto parte de su acierto perdido desde el perímetro y se volvieron a acercar en el tanteador, llegando a la media hora de partido solamente a dos puntos de Olympiacos.
Los blancos habían conseguido mantenerse en el encuentro, pese a jugar muy lejos de su nivel. Estar vivos en el partido les llevó a crecerse y comenzar mandando en el último cuarto. Olympiacos no pudo matar cuando pudo y, ante la oportunidad, los madridistas no querían fallar.
Los madridistas aprovecharon su momento para mandar desde el comienzo del último cuarto del encuentro. El primer lanzamiento les hizo ponerse uno arriba, al anotar de tres. Comenzaban a ganar un protagonismo fundamental Carroll y Tavares, con actuación estelar del caboverdiano tanto en ataque como en defensa.
El conjunto blanco empezaba a encontrar con facilidad el aro, lo que les llevó a marcharse en el marcador de siete. Pero si algo se mantuvo como una constante en el encuentro, fue el cambio de mando constante. Si el Madrid no se había rendido en los momentos de mayor flaqueza, los locales no estaban dispuestos a vender barata su piel, recortando de nuevo hasta situarse a uno.
De la sentencia de Llull, a la prórroga
Pero no consiguieron los griegos mantener el ritmo y los blancos volvieron a estar seis arriba. Todo parecía de nuevo sentenciado, pero los blancos no consiguieron cerrar el partido, pudiendo caer del lado de cualquiera de los dos conjuntos. A falta de un minuto, los madridistas mandaban de dos y Llull pudo dejarlo visto para sentencia.
El menorquín trató de cerrar la victoria, pero la mandarina no entró. Montó la contra el conjunto heleno y, cuando parecía que empatarían, apareció Tavares para poner un tapón que volvía a dejar a los blancos en posesión de cerrar. Defendió con todo Olympiacos, que no concedió ningún tipo de facilidad, obligando a Abalde a abrir para Carroll cuando se agotaba el tiempo. El francés la metió de tres… pero fuera de tiempo.
Tras una falta y dos tiros libres, Olympiacos empató y una pérdida de los blancos acercó el drama en la última posesión. Con 69-69, se la jugó de tres Sloukas para ganar sobre la bocina, pero no entró. Tavares cazó el rebote y llevó el partido a la prórroga.
Pese al dominio por tramos de ambos conjuntos que permitió amplias diferencias, no había tiempo para remontadas en el tiempo extra. El Real Madrid quiso evitar riesgos innecesarios y se aprovechó de la inspiración de un buen Laprovittola para marcar el ritmo en el inicio de la prórroga. El argentino, con cinco puntos consecutivos, puso a los blancos cinco arriba, de nuevo adelantó en el marcador el conjunto griego.
Tres tiros libres y un 2+1 de McKissic pusieron por delante a Olympiacos. Entonces apareció Tavares para sacarse un triple que devolvía los dos de renta. El intercambio de golpes era constante y eso favorecía al Madrid, aunque el tiempo se acababa cuando Martin puso arriba de nuevo a los griegos. Llegó el momento del de siempre. Llegó el momento de Llull, que con una mandarina daba media victoria a los blancos. Una victoria que terminó de confirmarse tras un pick and roll fallido de los griegos y dos aciertos desde la personal de Laprovittola.
Una prórroga fue necesaria para que el Real Madrid firmase una nueva victoria (86-82) en la máxima competición. El conjunto blanco sale vivo de una de las plazas más complicadas y sin hacer su mejor partido. De nuevo, una gran reacción de los de Laso y un fogonazo más de Llull les permite salir victoriosos en Euroliga. Con 10 victorias y cinco derrotas son terceros, a uno del Barça y dos del líder CSKA.